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Y lo anterior, ¿podría influir en nuestra felicidad? Claro que sí! A continuación te comentamos el cómo.
Los estudios que relacionan la música con la felicidad son muy antiguos. Darwin sostenía que la música desempeña un papel muy importante en la producción de emociones humanas. La música estimula partes del cerebro muy cercanas a las emociones, lo que puede traducirse en los “escalofríos musicales” que sentimos cuando escuchamos alguna música de nuestro agrado.
Estudios realizados en 2001 por los investigadores Anne J. Blood y Robert J. Zatorre señalaron que las respuestas emocionales a la música ocupan las mismas áreas cerebrales que otros estímulos. Para llegar a estas conclusiones, observaron cómo una música agradable y otra desagradable interfieren en el cerebro.
Observaron que el patrón de actividad cerebral obtenido con los escalofríos provocados por la música es similar al que se ve en los estudios de imágenes cerebrales sobre la euforia y las emociones placenteras. Y la noción de placer influye sobre: la actividad electrodérmica, frecuencia cardíaca y respiratoria, temperatura del cuerpo y presión arterial.
Estudios más recientes realizados por V. N. Salimpoor prueban que escuchar música produce la secreción de dopamina en la región del núcleo caudado y del núcleo accumbens, que son responsables de las respuestas psicológicas y fisiológicas del placer musical.
Ser activo en el proceso musical es también un factor muy interesante sobre el efecto cerebral. Un estudio de Dunbar en 2012 demostró la importancia de tocar un instrumento y cantar en la liberación de endorfinas, u “hormonas de la felicidad”. Este proceso no pasa cuando solamente una persona escucha a música.
Desde los años treinta, los investigadores se interesan por la correlación entre el trabajo y el uso de la música. En los Estados Unidos, R. B. Hersey estableció una relación entre el rendimiento laboral positivo y los estados emocionales en su estudio Worker’s Emotions in Shop and Home, de 1932. R. L. Cardinell demostró en 1948 que los ritmos alegres permitían la prevención de los efectos de la fatiga.
Estudios más recientes reforzaron la tesis de que la música puede también actuar contra el estrés laboral. Escuchar melodías agradables no solo modifica nuestro estado de ánimo, sino que puede tener una influencia muy positiva en el desarrollo cognitivo humano, en el estímulo de nuestra inteligencia e incluso en la salud, reduciendo el estrés, el insomnio, la depresión, calmando el dolor y mejorando la inmunidad.
Por su efecto sobre las emociones, la experiencia musical provoca la participación de numerosas estructuras cerebrales relacionadas con la motivación y la emoción como otros procesos cognitivos como atención, aprendizaje y pensamiento.
La música afecta de tal forma al nivel psicofisiológico y emocional de la persona, que existe una necesidad de estimular el pensamiento positivo y las emociones constructivas mediante la música.
La música, por tanto, es una forma de sentir y existir, es expresar ya sea consciente o inconscientemente, la manera de ser y sentir de cada uno de nosotros; expresa la vida y es un medio para salir de sí mismo. Y tu, ¿tienes alguna música favorita, estimulante motivadora? Cuál? Coméntanos, a contacto@soyfelizyque.cl, estaremos felices de conocer tus experiencias.
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